Tenia otro Blog mas serio pero no sé hoy me dieron ganas de arrancar con uno en los cuales pueda describir un poco mas esta cotideaneidad tan ciclotímica.

Wednesday, October 21, 2009

Casi casi

Llega un momento en el cual estamos del otro lado. Cruzamos la raya. Nos cambiamos de vereda.

Lo peor de todo es que no nos damos cuenta de cuando pasa eso. De repente Estamos del otro lado.

El otro día tomaba un café en Havanna y sin darme cuenta me puse edulcorante en vez de azúcar (eran parecidos los sobrecitos). Cuando vi caer el polvito me lamenté, después crei que no seria tan grave pero después me di cuenta de lo grave que podía ser la situación. Si tomaba el café y me gustaba era muy probable que nunca vuelva y eso era estar del otro lado.

Tomé coraje, di un sorbo y respiré aliviado ya que no era lo mismo pude terminar mi café contento de que no fuera tan rico como me lo imaginaba. Había vencido y todavía podía ver de la vereda de enfrente sin sufrir que las cosas pasen.

Pagué, salí del café y cuando cerré la puerta se me vino un pensamiento aterrador. Y si volcaba medio sobrecito? Tal vez no quedaba tan dulce...

Sunday, October 04, 2009

Bu!!!

Se asustaron?

Me agarró como un ataque después de quedarme como tres horas leyendo post viejos. Tan descriptivos de nuestra vida durante un poco más de dos años. Se extendió un poco con algunos arranques que fueron intentos de vuelta.

Creo que hay tela para cortar, historias que contar, dinámicas para jugar, boludeces que decir y confesiones para hacer.

Serán cuentos de lavarropas y listas de supermercado en vez de tragos preferidos, serán dudas existenciales el porqué levantar la tapa del inodoro en vez de saber que les pasa las mujeres cuando las encaramos, serán viajes de luna de miel en vez de búsqueda de aventuras con amigos.
Será?

Thursday, February 14, 2008

Por la vuelta

Quiero que vuelva Arranques...
Seguramente va a ser muy diferente de lo que alguna vez fue, pero podría ser muy divertido.

Se animan?

Monday, January 21, 2008

Agradecimiento


Este es un sencillo agradecimiento a todos los colectiveros, choferes de micro, taxistas, chanchos de tren, remiseros, expendedores de tarjetas de subte, peatones.

Me han dado anecdotas, horas de vida, alegrias enojos, expectativa.

No es que los descarte así de un día para el otro. Pero bueno ya no va a ser como antes. Gracias.

Monday, May 28, 2007

Carrera Supermercadista

Fin de año. Parece que a esta altura del año los tiempos se acortan, hay tantas cosas por hacer y tan poco tiempo. Los días pasan volando pero nunca llega ese esperado día de cambio que traerá la nueva fortuna, ese amor inalcanzable, una rutina prolija, comienzos de nuevos proyectos, una nueva forma de vida. Pareciera que esa renovación de calendario nos permitirá resetear nuestras vidas para encarar nuevas formas que nos hagan más felices. Tan solo un día, una hora, un minuto o segundo que cambia y todo se transformará o comenzará a transformarse.

En medio de esas corridas decidimos con unos amigos que nos escapábamos a dejar lo que pasaba y esperar lo que venia de una manera diferente, alejados de familias, otros amigos fiestas, brindis y locura.

La sierra era el destino y debíamos salir un par de días antes para poder completar todo el itinerario que teníamos planeado. Dentro del frenesí de terminar cosas, un poco de manera desordenada nos dividimos algunas tareas para la preparación. Así, uno reservó los lugares, otro sacó los pasajes y otro consiguió una cámara para hacer videos durante el viaje. Yo fui el encargado de la comida. Teníamos que llevar algunas provisiones y también queríamos disfrutar de una picada durante el viaje en colectivo que nos esperaba.

Rápidamente terminé mis cosas en la oficina, un llamado por acá un brindis por allá y salir corriendo para mi casa. El colectivo salía a las 9 de la noche por lo que no tenia mucho tiempo. Como de costumbre tenia el bolso a medio armar y no sabía que me faltaba y que es lo que tenia. Por suerte el tema del bolso y la ropa no me llevo mucho tiempo por lo que ni bien terminé me fui rápido para el supermercado.

La situación en el super no fue muy esperanzadora, parecía que habían dado un aviso del fin del mundo y todo el barrio al cual afectaba ese supermercado estaba comprando cosas. Estas situaciones de urgencia hacen que la gente tenga más suelta la billetera, esto hacia que hubiera más clientes, con más cosas, lo que retrasaba todo aún más.

Inesperadamente mi tarea dentro del super fue ejemplar, directo al punto, una galletitas dulces, unas saladas, unos fideos, unas cocas, un salamito, cervezas y otras cosas. Todo sin dudar de precios cantidades o gustos que el resto del grupo podría reprobar.

Los 21 artículos no me permitían ponerme en la fila de 15 que va más rápido así que fui directo para las otras. No hay tiempo para decidir en ese momento hay dos o tres filas para elegir, hay que observar a las personas que componen la fila, contar de un vistazo la cantidad de artículos en cada chango, evaluar cuantos pagarán con tarjeta o efectivo. Las verduras o artículos de panadería pueden ser riesgosos porque siempre hay alguien que se olvida de pesar algo y eso retrasa mucho. Changos medio vacíos pero con mucha variedad tardan más que changos llenos con menores variedades. Puede haber alguien en la fila que esté comprando justo y que probablemente tenga más cosas de las que puede pagar. Eso también retrasa y debe ser tenido en cuenta.

Con todas esas variables logré evaluar la fila más conveniente. Cuando me dirigía directo a ella noté que tenía un hábil competidor por la misma fila que logró aventajarse dejándome sin aliento. La rapidez que se requiere en estas circunstancias me permitió colocarme en la fila contigua, en mi evaluación estaba segunda en orden de preferencia. A partir de ese momento y con toda la bronca acumulada la situación se volvió un desafío absolutamente personal con mi competidor. Sabia que el estaba jugando el mismo juego y eso me hacia competir aún más.

La carrera comenzó. Ambos sabíamos de la competencia así que mirábamos constantemente el avance del competidor. En este momento ya me había olvidado el motivo del apuro y solo me interesaba salir primero de esa fila.

Según mis pronósticos a la hora de elegir la fila, la de mi contrincante comenzó a avanzar más rápidamente, una mujer con dos carros llenos me retrasaban y un hombre con bebidas para su almacén hacían más rápida la suya. Una mujer en la fila contraria a la mía permitió que la competencia se emparejara. Tenía artículos, que yo no había percibido, sin código de barras por lo que un cadete tuvo que ir hasta la góndola y verificar su precio para que la fila siguiera. Una vieja con efectivo y pocas cosas para mí. Una chica con su hija que lloraba para él. Un hombre mayor con tarjeta de debito que no encontraba su pin para mí. Una joven con efectivo y cambio listo para él. Luego de unos cuantos minutos llegamos ambos casi a la caja. La verdad, la que verdaderamente definiría el pleito, de su fila estaba representada por una señora mayor con el chango lleno y una pareja de recién casados con un chango por la mitad. La mía era un joven casi de mi edad con varias bebidas iguales, como preparándose para una fiesta y una señora ama de casa con dos changos llenos. Mis esperanzas estaban depositadas en un milagro. Era muy difícil superar la situación que se presentaba. El joven con las bebidas pasó rápidamente, la pareja se retrasó pero no lo suficiente como para tener el tiempo necesario para que los changos del ama de casa se vaciaran antes que lo quedaba de la pareja y los de la señora mayor. Casi terminando el primer chango de mi ama de casa comenzó a descargar la señora mayor. La pareja ya se retiraba del super enamorados, ignorando totalmente la contienda de la que acababan de de ser protagonistas. A esta altura, la lucha no se disimulaba, las miradas se cruzaban con mi contrincante, un suave aire de triunfo había en su rostro. Yo me lamentaba por no haber llegado a tiempo a la fila seleccionada pero no perdía mis esperanzas. Siempre existía la contingencia en esta ciencia de elegir filas en los supermercados y yo esperaba que en esta ocasión estuviera de mi lado.

Últimos artículos, casi derrotado, veía como la mitad del chango de mi ama de casa no podía compararse con las dos latas de arvejas y las sopas instantáneas que le quedaban a la señora mayor. Mi contrincante me veía de reojo, victorioso, saboreando esos segundos en lo cuales logró colocarse en la fila que yo había elegido abusando de mi amabilidad.

Un milagro solo podría salvarme en esa ocasión, algo inesperado, algo fuera de lo común. Súbitamente la señora mayor se detuvo. Parecía que le faltaba algo. Efectivamente empezó a decir en voz alta que se había olvidado el tarro de mayonesa que no podía hacer el pionono de fin de año sin la mayonesa y que necesitaba ir a buscarla. Si hay algo que tienen las señoras mayores es que no van a ocultar sus sentimientos, no van a dejar de contar detalles por más que estos no sean necesarios para comprender la historia y no van a dejar pasar oportunidades. Era evidente que la señora no iba a irse sin su mayonesa. Rápidamente mi competidor se ofreció a buscarla. Yo conocía muy bien el supermercado, sabía que desde donde estabamos no me hubiera llevado más de 40 segundos ir y volver, tiempo suficiente como para no perder el primer puesto en esa carrera. El hombre se fue y mi ama de casa continuó con su ritmo, unas baguettes, aceitunas, latas varias, fiambres, lavandina y jabón blanco. Ya había pasado más de un minuto y el hombre no regresaba. Mi fila avanzaba. El ama de casa terminó su chango y comenzó a pagar. Temía que se presentara alguna dificultad pero nada ocurrió. Antes que el hombre volviera con la mayonesa yo ya estaba descargando mi chango. No llego antes de que cerraran mi cuenta, con una mirada altanera puse todo en sus bolsas, sabía que había triunfado, que nada podía evitar mi victoria.

Me retiré con gloria, cargado con mis bolsas salí del super cruzando una mirada que fué eterna. Había vencido. Esto era un augurio, un presagio de lo que vendría, ahora tendría más fuerzas, más esperanzas, todo estaria alineado para que el futuro sucediera como soñaba cuando cambie el día, la hora, el minuto y el y comience un nuevo año.

Wednesday, January 10, 2007

Mosqueteros Patagónicos

Y bueno ya terminó...
Unas fotos después más










Thursday, December 14, 2006

Pascualina


Era la masa Pascualina. Siempre (hasta hoy) pensé que la Pascualina era solo la tarta de acelga.
Revelaciones...